Luz y sonido

Siempre he creído que somos luz y sonido. Algo así como luz musical. Vibramos en las notas de las que está compuesta nuestra alma. Nuestro creador nos diseñó como esa luz musical, y luego la colocó en un instrumento—nuestro cuerpo—para que, viviendo en este mundo material, terminemos de componer nuestra propia melodía, hasta convertirla en una pieza musical perfecta. Se necesitan muchas vidas y aprendizajes continuos para alcanzar esa melodía celestial que, al final, se une a la infinita sinfonía del universo.

Vibramos, somos sonido y luz. Cuando nos entristecemos o enojamos, llenamos nuestra esencia de notas graves y sombras que rompen la armonía de nuestra melodía interna. Si permanecemos demasiado tiempo en estos estados, distorsionamos nuestra alma-canción hasta convertirla en ruido; por eso enfermamos. Así es, en resumen, cómo veo el mundo, o al menos, cómo veo mi mundo.

Mi alma es una melodía de violín, violonchelo, piano y un suave saxofón, que es como un soplo de vida. Y existe un compositor que, creo, ha sido capaz de escuchar las melodías de las almas humanas y convertirlas en música en esta tierra, las hace sonar en nuestro mundo. Sus composiciones son almas y esencias hablando a través de la música.

Se llama Arvo Pärt. Él mismo dice que su música es como la luz que atraviesa un prisma. Arvo nació en Estonia en 1935 y es considerado un precursor de la música minimalista. Lo que su música produce en mi alma es indescriptible; algunas de sus piezas me tocan tan profundamente que las siento parte de mí, como si mi esencia vibrara con ellas. Cualquier día termino convirtiéndome en una de sus composiciones, si es que Arvo no trajo ya la partitura de mi alma desde el mundo celestial hasta el terrestre. Uno de mis más grandes sueños es escucharlo en vivo a él o a su música.

Escucho a Arvo todos los días; no puedo vivir sin su música. Lo recomiendo completamente, aunque hay un periodo de su vida en el que compuso cantos gregorianos, música renacentista y religiosa que no suele gustar a muchos. A mí, sin embargo, me fascina la música renacentista, así que disfruto todas las etapas de su carrera, aunque no sean mis favoritas.

Mis obras favoritas de Arvo son sus piezas instrumentales, desde 1956 hasta 2003. De todas ellas, las que más vibran con mi alma son Für Alina (1976) y Spiegel im Spiegel (1978).

Les comparto el enlace a mi playlist de Arvo Pärt en Spotify, por si desean seguirla y disfrutar de su música. Acabo de actualizarla e incluir su periodo de música renacentista. Aunque tengo una playlist separada para esa etapa, decidí unir toda su obra en una sola lista para que puedan conocerla en su totalidad. Hay unas 600 piezas.

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