Annie Lennox, la famosa cantautora y activista, una vez afirmó: “Creo que la música es la plataforma más fenomenal para el pensamiento intelectual”. Estoy en gran medida de acuerdo con ella, aunque le quitaría a su frase es la palabra intelectual y le haría una pequeña modificación: la música no solo es una herramienta para el pensamiento intelectual, sino que también involucra otros aspectos del ser humano, como la filosofía, la creatividad y todo lo que nos representa en lo físico y lo etéreo.
Al leer nuevamente sobre la cita de Lennox, creo que la palabra “plataforma” es una palabra simple, no es suficiente para capturar la verdadera esencia de lo que la música significa en el mundo. La música es una manifestación sublime de lo que somos como humanidad, una expresión única que trasciende las palabras y llega directamente al corazón.
Además, la música no solo involucra la obra en sí misma, sino también al músico que la crea y la interpreta. Tanto el cantante como el compositor tienen la responsabilidad de conectar con las fibras de nuestras emociones, despertar nuestra consciencia y sentido crítico, hacer que reflexionemos y nos transporten a otros lugares, mundos, universos y tiempos, evocando recuerdos y sensaciones que nos hacen sentir vivos.
“Cada persona es el reflejo de la música que escucha” premisa de John Lennon que comparto en su totalidad. Somos lo que escuchamos, no hay nada que hable más de una persona que sus preferencias musicales.
Cada vez que escribo sobre la música que me gusta, estoy inexorablemente escribiendo sobre mí.
Debo decir que adoro a Madonna desde que era niña. Recuerdo que solíamos ir a una tienda de discos llamada “Discos Cartagena” (no estoy segura de si todavía existe) todos los viernes después del trabajo de mi madre. Ella solía decir: “vamos a alimentar el alma con música nueva”.
Así que cada viernes íbamos a comprar algo de música. Mi madre le pedía a los empleados de la tienda: “dígale a mi hija lo que está de moda y que hay de nuevo”. Fue así como llegó a mis manos “Like a prayer” de Madonna. Me enamoré de ella y su música.
Cuando Madonna entró en mi vida, yo tenía unos 9 o 10 años. Recuerdo que el video de su canción fue muy polémico, mostraba a Madonna en una iglesia, besándose con una figura de santo, que además era afro, profanando símbolos sagrados. Decían que su música era diabólica, que ella era una bruja y profanadora. Fue entonces cuando conocí la palabra “profana” y me encantó, la añadí a mi cuaderno de palabras. Me encantaba la rebeldía de Madonna, su video profano y su actitud de “me importa un pepino todo”.
Ya en esa época, yo era una niña rara y veía en Madonna a otra rara majestuosa. Una amiga de mi madre le recomendó que no me comprara ni me permitiera escuchar la música de esa mujer. Recuerdo que mi madre le respondió: “el arte no se prohíbe”.
La amiga de mi madre me regaló un disco de Xuxa y me dijo que eso era lo que debía escuchar. Mi mamá me dijo, recíbelo y agradece, pero me recordó que podía escuchar lo que quisiera mientras ella lo considerara apropiado para mí.
Madonna se convirtió en un referente y modelo a seguir para mí desde que era una niña. No solo me encantaba su música, me “embrujo” Madonna, como el ser humano maravilloso que es. Siempre he admirado su capacidad de crítica y de decir lo que piensa, aunque le caiga el mundo encima. Nunca ha renunciado a ser ella misma, incluso cuando la sociedad no la aprueba, porque entiende que no necesita la aprobación de nadie para ser ella misma. Madonna personifica lo que significa ser auténtico, ser dueño de uno mismo.
Durante su gira “Blond Ambition World Tour” en 1990, el papa Juan Pablo II pidió a sus fieles que boicotearan el espectáculo de Madonna. Cuando leí esto en una revista, recuerdo que pensé: ¿Por qué demonios el papa pide eso? ¿Con qué derecho trata de impedir una gira musical? ¿Por qué prohibir la música? Estudié toda mi vida en un colegio católico de monjas, y debo confesar que desde ese día le cogí fastidio al papa, me caía mal.
Gracias a lo que le hizo a Madonna, comprendí a profundidad las graves implicaciones sociales de lo que fue la Inquisición. A los once años, entendí lo que significaba censurar, no me refiero a su significado de diccionario, sino que vislumbré en su totalidad la intención de la censura y lo que puede causar en los individuos. Nunca le dije a nadie en el colegio que el papa Juan Pablo II me caía mal. A esa edad, comprendía lo que eso me podía ocasionar escolarmente. En mi casa, mi mamá sabía que el papa no me agradaba y hasta tuvimos una larga tertulia al respecto. Ella me dijo que el mundo no era blanco y negro, que el papa debía tener muchas cosas positivas, pero para mí fue un sacrilegio social y moral que un papa fuera capaz de mandar a boicotear la música de una mujer. Él, todopoderoso y omnipotente, se sintió con el derecho de tratar de arrinconarla.
Lo que hizo el papa Juan Pablo II fue un intento de silenciar a una mujer, de censurar el arte, las expresiones musicales y artísticas de la sociedad, de intimidar y callar distintas formas de pensar y de ver la realidad. Fue casi como un intento de Inquisición moderna. La Diana de esa época no conocía la palabra patriarcado, que no era muy usada y no te la enseñaban en el colegio, así que esos conceptos feministas con los que, afortunadamente, crecen las niñas de hoy, no existían en la sociedad en la que yo crecí. Lo que hizo el papa fue un uso de su poder del patriarcado para aplastar a una mujer que pensaba diferente, expresaba en su arte un sentir que no era aprobado por su visión retrógrada e inquisidora.
Aprendí lo que era el feminismo de mi madre, no de una manera conceptual sino vivencial. Madonna dijo una vez: “No soy feminista, soy humanista”. Ella no se identifica con la etiqueta del feminismo porque dentro del feminismo hay mujeres que se parecen al papa Juan Pablo II, que satanizan a las mujeres que no ven el feminismo desde su perspectiva.
Madonna ha sido excomulgada TRES VECES, pero todo el poder de la Iglesia Católica nunca ha logrado callarla. No la han derrotado como artista: es la Reina de la música, irremplazable, con un éxito rotundo e innegable a nivel mundial. Si los extraterrestres escuchan música terrestre, seguramente escuchan a Madonna y alguna de sus canciones está en su playlist de Spotify.
Hoy, Madonna tiene 62 años y lleva 41 años en la carrera musical. Hace una semana sacó una nueva producción que es fantástica.
La voz de Madonna es versátil como ninguna otra, puede cantar desde la balada más romántica hasta el rock más vibrante de manera excepcional. Múltiples ritmos han pasado por sus canciones. Su música es atemporal y siempre suena actual, aunque sea de los ochenta. ¿Qué puedo decir? Me encantan los ritmos de su música, bailo a Madonna. Sus letras rebeldes me identifican y los videos de sus canciones me fascinan, son un complemento que afianza el sentir de su música. Sus videos son otra obra de arte.
Mis canciones favoritas de Madonna son, en su mayoría, todas, pero si tuviera que seleccionar algunas, serían estas:
La primera que escuché de ella fue “Like a Prayer”, y no hay canción ni vídeo más feminista que este, especialmente si se considera la época en la que se lanzó. No solo es una canción feminista, es una protesta contra la segregación racial, el machismo y la sociedad irreflexiva. La letra y el vídeo son una crítica a una sociedad llena de prejuicios y discriminación. Ni profana ni bruja, la canción clama por la equidad de género. Madonna es la reina de los vídeos musicales y su significado como complemento al sentir de su música y una interpretación del mundo. Hoy en día, la mayoría de los vídeos musicales son simplemente el pendejo intérprete bailando y cantando, con una muestra visual de partes de su canción, y si se trata de un hombre, con un grupo de mujeres moviendo las nalgas al ritmo musical.
Una relativamente reciente, que me encanta, porque además es otra protesta abierta a la religión que fue el principal promotor de la discriminación, se llama Dark Ballet, estrenada en junio de 2019.
También de 2019, God Control es mi canción favorita porque es una obra maestra tanto musical como conceptualmente. Como mencioné en párrafos anteriores, los videos de Madonna son una fuente de reflexión y un llamado al despertar de la conciencia colectiva. En God Control, ella expresa muchas cosas y critica la violencia actual en la sociedad, el control de armas en Estados Unidos y nos recuerda que podemos escribir nuestra propia historia y que nuestras acciones tienen un impacto en el colectivo. La música estilo los setenta es fresca y alegre, y Madonna baila en el video, lo cual es genial. Siempre me ha encantado cómo baila, principalmente en sus conciertos, donde su danza tiene un significado. En el video de God Control, hace una declaración abierta de feminismo.
Y bajando un poco la densidad conceptual, aquí están algunas de mis canciones favoritas. ¿La razón? Ninguna en particular, simplemente me encantan: