La fórmula mágica de la felicidad

En términos generales, detesto los talleres grupales de “motivación” y descubrimiento personal. Suelen parecer una mala obra de teatro en la que todos buscan destacar como inteligentes y trascendentales, mientras el psicólogo intenta hacerte sentir que no estás lo suficientemente motivado en la vida, que te falta autoconocimiento, que padeces bajos niveles de autoestima y otros traumas.

De igual manera, me fastidian los libros de autoayuda y motivación. He leído varios, más de los que quisiera admitir, atraída por los buenos comentarios y recomendaciones. Sin embargo, todos los que he leído y probablemente un gran porcentaje de los que existen, son un fiasco. Estos libros son pura basura existencial.

Se asemejan a un libro de recetas de cocina para principiantes, donde te brindan una fórmula para ser “feliz”. Te indican cómo hacerte rico, exitoso, extasiado de felicidad…

Se asemejan a un libro de recetas de cocina para principiantes, donde te brindan una fórmula para ser “feliz”. Te indican cómo hacerte rico, exitoso y extasiado de felicidad, como si se tratara de un plato de comida que puedes cocinar siguiendo unos sencillos pasos.

Según los autores, estos libros motivan e instruyen para que alcances tus metas, enseñándote caminos, fórmulas, ejemplos, frases inspiradoras, bla, bla, bla y más bla.

Pero, ¿Quién dijo que existe una receta para ser feliz? Comparar la felicidad con preparar un brownie puede ser una analogía interesante, pero la verdad es que la felicidad es mucho más compleja que simplemente seguir una receta, aunque es cierto que los brownies producen felicidad. Los libros de autoayuda no pueden garantizar la felicidad ni convertirte en una persona exitosa de la noche a la mañana.

El asunto es que ningún libro puede hacer que seas feliz, que te vuelvas “Bill Gates” o adquieras los poderes de un super Saiyajin espiritual.

Además, existen esos libros de espiritualidad vacía que prometen convertirte en el próximo Buda y llenarte de armonía. Que te “enseñan” pautas de vida para convertirte en un ser de luz lleno de armonía. Esos libros son un pajazo mental, un engaño y una pérdida de tiempo. Gracias a esta sobreproducción de libros, hay un ejército de personas que usan el “namasté” hasta para invitarte a tomar un refresco. El Hoʻoponopono, por ejemplo, me causa fastidio, ha estado de moda durante los últimos años y lo veías en todas las publicaciones de redes sociales. Repiten mantras como locos porque está de moda.

Estos libros han producido un grupo de personas que se creen iluminadas, dueñas del secreto de la armonía, y que piden prosperidad monetaria y todo lo bueno que merecen, como si fueran una elite privilegiada a la que el universo le debe todo lo que deseen.

Para mí son espirituales de pacotilla, adiestrados por libros que les dicen que la prosperidad económica es sinónimo de iluminación y armonía. Les enseñan a dar para recibir, agradecer para recibir el doble, cuando en realidad, ¿no se supone que debemos dar sin esperar nada a cambio?

Son seudo espirituales que repiten mantras como robots, los comunican en redes sociales, y hablan al universo en estados de WhatsApp. No sabía que el universo mágico y los maestros espirituales usaran celulares y leyeran estados de WhatsApp. Quizás los imaginé más etéreos, si es que existen.

Muchas personas que leen libros de autoayuda, espiritualidad, motivación y éxito, escriben constantemente frases en sus redes sociales. Las repiten una y otra vez como si eso pudiera cumplir todos sus deseos. Parece que al escribirlas, creen que pueden llenar los vacíos en sus vidas. Si fuera así de fácil, yo también haría mil publicaciones en WhatsApp y Facebook diciendo “quiero casarme con Keanu Reeves”. Si realmente funcionara y un día apareciera Keanu Reeves en mi puerta con un anillo de compromiso, entonces publicaría un libro de autoayuda con mi “clave del éxito”.

La felicidad no es un estado permanente que se logra siguiendo las instrucciones de un libro. La felicidad está compuesta por pequeños y simples momentos diarios, aunque suene cliché y hasta tonto. La felicidad se encuentra en momentos como ver un hermoso atardecer, un cielo azul, disfrutar de un café, o la sonrisa de las personas que amas. Cuando juntas muchos de estos momentos, eres afortunado.

No existe una fórmula mágica en los libros que te convierta en un maestro espiritual. ¿Para qué diablos alguien querría convertirse en un maestro espiritual? No tiene ningún sentido, empezando por el hecho de que ni siquiera existe eso. Muchos buscan en los libros una conexión divina, una luz espiritual, o un ser superior que les muestre el camino. El camino ya está ahí, solo tienes que andarlo, siendo una persona correcta, no haciendo daño a los demás y tendiendo una mano a aquellos que te encuentres en el camino.

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