No soy experta en guerras, ni en Afganistán, ni en el régimen talibán, así que es posible que cometa alguna imprudencia en mi escrito debido a mi poco conocimiento. Sin embargo, no es cierto que documentándome de todo lo que pueda antes de escribir me vuelva una experta, ni mucho menos leyendo todo lo que frenéticamente hay en las redes. Estas letras no son una columna de opinión, son simplemente la reflexión de una persona que ve las cosas de un modo distinto. Como yo, habrá muchos que vean lo de Afganistán como lo correcto.
Estados Unidos duró 20 años ocupando un país. ¿Qué significa “ocupar” por parte de los estadounidenses? Básicamente, y en términos coloquiales, enviaron miles de soldados a invadir un territorio y controlarlo. Para los estadounidenses, con su ego inflado, la mayoría del mundo es un lugar que requiere ser salvado. Bajo esa premisa, cuando llegan a un territorio, todos los “nativos” son vistos como salvajes que deben ser colonizados, cambiados en sus costumbres y cultura, especialmente si no corresponden con los parámetros occidentales que los gringos consideran apropiados.
Es un poco similar a lo que Hernán Cortés le hizo a los Aztecas en aquella época, en nombre de la religión y el oro. En tiempos actuales, los estadounidenses, en nombre de “salvar al mundo del mal” y liberar al planeta de la “injusticia”, actúan de manera similar.
Los estadounidenses ven las culturas y costumbres no occidentales como salvajes, anticuadas, equivocadas y malignas. Para ellos, su modo de vida es el civilizado y correcto, no solo para ellos mismos, sino también para los europeos en general. Basados en esa premisa, los gringos y sus aliados intervienen en el mundo para “enderezar” y cambiar esas culturas “salvajes”.
El mundo oriental es complejo, me refiero al Oriente del planeta, no solo a los países con “ojos rasgados”. Son culturas antiguas, muy antiguas, que casi fundaron la historia de la humanidad. Son países que se encuentran en territorios milenarios que alguna vez fueron imperios. Sus culturas y religiones son muy diferentes a las nuestras y sus formas de ver la vida son estrictas, absolutistas y complicadas. Quizá ese adjetivo no sea el más apropiado.
Afganistán, Irán, Irak, Pakistán, India, Siria, Líbano, Vietnam, China, Corea, Japón… son países complejos, con culturas que nos resultan difíciles de entender en occidente. Estas culturas están profundamente arraigadas en las mentes y corazones de sus ciudadanos. Sin embargo, algunas de las creencias y prácticas de estos países violan claramente los derechos humanos. Debemos luchar por la dignidad y la vida de todas las personas, es cierto, pero una nación y sus amigos no pueden utilizar esto como excusa para invadir países en nombre de la salvación del mundo, ni creerse dueños de la moral, la ética y representantes de Dios.
¿Qué Dios? El Dios cristiano, aquel que ellos quieren imponer como el único correcto y a nombre de él se han masacrado pueblos. ¿Hay alguna diferencia con los territorios árabes donde se matan en nombre de la religión y de los dioses? Ninguna, solo que el Dios de Occidente es el único correcto y los árabes, junto con todo aquel que no es cristiano, son considerados salvajes y anormales. En la India hay más de 300 millones de dioses, y todo lo que sufrieron los hindúes con Gran Bretaña y sus aliados.
Los 11 países que mencioné anteriormente tienen en común que no son países occidentales y tienen religiones, creencias y costumbres distintas. Además, sus sistemas de gobierno son bastante distintos a los occidentales y algunos de ellos tienen regímenes absolutistas. Para los estadounidenses, todo eso está mal y creen que tienen una misión divina de salvar al mundo, rescatar a los países de su propia cultura y convertirlos en naciones “democráticas”.
Basados en esa misión divina y mesiánica, han invadido cualquier país que han querido, justificando sus acciones con la necesidad de “salvar al mundo” y “liberar” a las personas de sus propias creencias y culturas. Han matado a residentes que defendían su nación y soberanía, en nombre de la “libertad” y la “democracia”, mientras destruyen el territorio invadido.
Es importante recordar que cada país tiene su propia historia y cultura, y no es el deber de un país invadir a otro para imponer sus valores y creencias. La verdadera libertad y democracia deben ser construidas desde adentro, por las personas y los ciudadanos de cada país, no impuestas por una nación extranjera.
La presencia de soldados estadounidenses en un país o territorio es algo nefasto. Por ejemplo, aquí en Colombia, entre 2003 y 2007, contratistas y militares estadounidenses, ubicados en una base militar en Cundinamarca, abusaron de 53 menores de edad, grabaron esos abusos sexuales y los vendieron como pornografía. Es alarmante que los militares gringos hayan cometido estos actos en un país que no estaba invadido por ellos, que es democrático y que conserva su soberanía. Ahora imagínense lo que han hecho los soldados estadounidenses en Afganistán en los últimos 20 años, país que era completamente controlado por ellos y donde los militares eran los soberanos, los que decidían lo que sí y lo que no.
No se mencionarán todos los abusos cometidos por los estadounidenses durante su invasión a Afganistán. Las mujeres violentadas durante 20 años no formarán parte de las estadísticas. Pero a pesar de esto, algunos pueden pensar que es mejor ser abusada por un soldado estadounidense que por un talibán. ¿Acaso eso tiene algún sentido?
No defiendo a los talibanes, por supuesto que no. No estoy de acuerdo con su violencia, sus prácticas y creencias abusivas contra las mujeres, y me parece cruel su modo de ver el mundo. Claramente, muchas de sus prácticas son delictivas y atentan contra la integridad de las personas. Sin embargo, ese es su país, SU PAÍS, su territorio, y los gringos no tienen la moral para salvar al mundo ni el derecho de imponer su modo de ver la vida.
Los afganos tienen que arreglar su problema solos, con ayuda humanitaria, toda la que necesiten, pero solos. Tuvieron 20 años para armar su ejército y defenderse, para retomar el control de su destino como nación. Joe Biden mencionó algo similar, y estoy totalmente de acuerdo.
Afganistán tiene la responsabilidad como nación de cambiar el rumbo de su país. El asunto a resolver es suyo y solo ellos pueden hacerlo. Es su país, por lo tanto, ninguna nación extranjera debería intervenir para “organizarlos”. No sé cómo los afganos lograrán la paz y convivir entre ellos a pesar de sus diferencias culturales, religiosas y raciales. No soy una experta en guerras ni sé mucho acerca de los talibanes, aunque conozco los horrores que se informan en los medios. Sin embargo, también sé que a menudo se exageran los hechos para presentar al “enemigo” como un demonio y luego presentarse a sí mismos como mesías para salvar a los países. Esto es lo que llamó Bush “el eje del mal” a un grupo de países árabes.
Desde la distancia, me solidarizo con todas las mujeres afganas, la población LGTBI+ y ciudadanos de diferentes creencias que sufrirán bajo este régimen. Me duele la violencia y la injusticia, independientemente de su origen. Sin embargo, estoy de acuerdo en que los estadounidenses debían salir de Afganistán y nunca debieron haber estado allí en primer lugar. Es responsabilidad de los afganos arreglar su país. No ante la mirada ausente y el oído sordo del mundo, porque no pueden hacerlo solos y necesitan la ayuda humanitaria del mundo, sin embargo, esta ayuda debe ser brindada sin intervenir militarmente. Debe haber una diplomacia efectiva para ayudar a los afganos a encontrar un camino hacia la paz y la prosperidad. No puedo ofrecer una fórmula o un camino concreto, pero sé que los afganos deben resolver los problemas de su país. Esto no es responsabilidad de los estadounidenses.
Históricamente, se ha observado que los países que han sido invadidos por los Estados Unidos suelen terminar en la miseria y la desolación. Los estadounidenses han sido comparados con la peste, ya que arrasan con todo lo que encuentran a su paso, dejando tras de sí muerte, miseria y un país destrozado, a menudo más dividido que antes de su llegada.
Para bien o para mal, los Estados Unidos se retiraron de Afganistán y afortunadamente, el presidente Biden no está interesado en ser el salvador de la humanidad, no parece tener complejo de Capitán América.
PD: por cierto, yo también me volví estúpida, compartiendo cosas como experta en régimen talibán e indignándome mediáticamente como el resto de la humanidad. Siento mucha vergüenza conmigo misma por haber sucumbido a ese juego mediático, una muestra más de la influencia nefasta de medios y cómo tienen el poder de alienar hasta a los que nos creemos inalienables.
Apreciada Dianita, me gusta leerte, sin importar que no este totalmente de acuerdo contigo. Encuentro un par de aciertos en medio de muchas equivocaciones. Saludos
Gracias por siempre leerme, te envío un fuerte y fraternal abrazo